El Cool Palace de Rivas Vaciamadrid es conocido por su aparición en el famoso programa “Pesadilla en la Cocina” y por su exótica decoración.
Este establecimiento, inicialmente concebido como un ambicioso proyecto gastronómico, buscaba fusionar la opulencia del Imperio Persa con la cocina mediterránea.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados y de la intervención del reconocido chef Alberto Chicote, el Cool Palace no logró superar los desafíos que enfrentaba.
Finalmente, el propietario tuvo que ceder ante las duras realidades del negocio de la restauración. Aquí te lo contamos todo.
En el texto
✦ El Cool Palace Rivas en Pesadilla en la Cocina
El Cool Palace de Rivas Vaciamadrid, antes de la intervención de “Pesadilla en la Cocina”, se presentaba como un proyecto ambicioso y singular.
Farid, el propietario, había invertido considerablemente en una decoración que evocaba el lujo del antiguo Imperio Persa, con elementos como columnas talladas a mano y sillas importadas del Medio Oriente.
Este enfoque, aunque visualmente impactante, resultó ser un desacierto en términos de funcionalidad y cohesión con la oferta gastronómica del restaurante, que se centraba en tapas españolas y comida mediterránea.
La incongruencia entre la decoración opulenta y el menú ofrecido creó confusión entre los clientes y no logró atraer el interés deseado.
Por suerte, con la llegada de Alberto Chicote y su equipo, el Cool Palace experimentó cambios significativos.
Se buscó mejorar la gestión interna asignando roles específicos al personal: Carla fue puesta a cargo de las relaciones públicas y Farid se encargó de la coordinación entre la sala y la cocina.
Además, se intentó revitalizar al equipo de cocina, enfocándose en la calidad y la eficiencia de su trabajo.
Sin embargo, estos esfuerzos no fueron suficientes para superar los desafíos estructurales y de gestión que enfrentaba el restaurante.
Chicote expresó su frustración y decepción, marcando este caso como uno de los pocos en los que no pudo lograr un cambio positivo duradero.
Finalmente, se realizó una remodelación completa del local, cambiándolo a “La Panmediterránea” y ajustando su estética para alinearla mejor con la nueva oferta culinaria.
A pesar de esta transformación estética y los intentos de mejorar la dinámica del equipo, el restaurante continuó enfrentando dificultades significativas.
La gestión ineficaz y los problemas persistentes en la entrega de un servicio de calidad planteaban serias dudas sobre la viabilidad a largo plazo del restaurante, incluso después de la intervención del programa.
✦ ¿Sigue abierto el Cool Palace en la actualidad?
El cierre del Cool Palace, más tarde conocido como ‘La Panmediterránea’, se convirtió en una realidad tangible y algo melancólica en el mundo de la restauración.
Alberto Chicote, en un encuentro posterior con Farid, el propietario, descubrió la triste noticia de que el restaurante había cerrado sus puertas solo tres días antes de su visita.
A pesar de que la aparición en el programa “Pesadilla en la Cocina” inicialmente generó un impulso positivo, con el tiempo, el negocio no pudo sostenerse.
Farid, quien había invertido no solo dinero sino también esperanzas y sueños en el restaurante, tuvo que tomar la difícil decisión de cerrar.
Incluso llegó al punto de vender la barra artesanal de cobre, un elemento distintivo del lugar, como medida para subsistir.
Este desenlace demuestra la dura realidad que enfrentan muchos en la industria de la restauración.
A pesar del esfuerzo, la dedicación y el deseo de mejorar, algunos factores, como la ubicación, la gestión, la coherencia del concepto, o simplemente la volatilidad del mercado, pueden influir decisivamente en el destino de un restaurante.
La historia de ‘La Panmediterránea’ quedará como un ejemplo de que, incluso con apoyo y asesoramiento experto, el éxito no siempre está garantizado en el competitivo mundo de la gastronomía.
✦ Reflexiones finales
Aunque hubo un esfuerzo significativo por parte de Chicote y su equipo para revivir el Cool Palace, los problemas subyacentes en la gestión y la incompatibilidad entre la decoración y la oferta gastronómica parecían demasiado arraigados para superar.
La transformación ofreció un rayo de esperanza, pero las dificultades internas del equipo, especialmente la falta de dirección clara y coherente por parte de Farid, planteaban serias dudas sobre la viabilidad a largo plazo del restaurante.
El caso del Cool Palace Rivas es un ejemplo claro de cómo una visión ambiciosa, sin una ejecución coherente y un equipo bien coordinado, puede llevar a un proyecto al borde del fracaso, incluso con una inversión considerable.